Quienes tienen la suerte de tener una pieza extra en su casa, casi siempre se enfrentan al mismo dilema: ¿qué hacer con ella? Una de las decisiones más difíciles es si convertirla en pieza de invitados, en una oficina/escritorio o en una salita para la familia. Y generalmente la respuesta es: en las tres. Pero ¿cómo lograrlo y con estilo?
Una muy buena idea es tener el escritorio, por supuesto, y además una cama. Pero para aprovecharla más aún, lo ideal es “convertirla” en un sofá. Así, cuando no hay visitas, es el lugar perfecto para disfrutar en familia. Hacer esta transición no es tan difícil, y sólo se necesitan algunos elementos. A tomar nota, porque acá te explicamos cómo convertir una cama en un sofá.
1- Cubrir el colchón
Lo más simple podría ser poner un cubrecama, pero si quieres realmente disfrazar la cama de sofá, puedes mandar a hacer una cubierta, ojalá de una tela más gruesa, casi como tapiz, que cubra todo el colchón. Una funda que lo deje convertido en un gran cojín base.
2- El gran cojín
En esta transformación los cojines son clave. Pero hay uno que te ayudará a darle ese look “sillonesco”. Un cojín largo, que vaya de lado a lado de la cama, servirá de base para lo que viene. No es necesario que tenga mucha altura, sólo que cubra todo el largo del “respaldo”.
3- ¡Y muchos cojines más!
Como ya les decíamos, los cojines serán los grandes aliados para convertir una cama en un sofá extra cómodo. Lo mejor es tener dos cojines más grandes, uno en cada punta, para “anclar” el sofá. También pueden ser de esos cilíndricos, para simular los brazos del sofá. Después de eso, sólo queda echar a volar la imaginación, y llenar los espacios con varios cojines, siempre manteniendo la misma paleta de colores.
4- La manta perfecta
Y para dar el toque final, agrega una manta. Puede ir entre la funda del colchón y los cojines, más estirada, o puesta de forma más casual, lista para cubrirse los pies mientras lees un libro.