Proyectos especiales
La energía solar es la producida por la luz –energía fotovoltaica- o el calor del sol –termosolar- para la generación de electricidad o la producción de calor. La energía que recibimos en forma de luz visible es la que nos permite ver los colores de los objetos a nuestro alrededor. Sin embargo, también recibimos radiaciones invisibles, en formas de rayos infrarrojos y ultravioletas.
La Tierra recibe del sol más energía en un día que la consumida por toda la población en un año entero. La energía solar es una fuente de energía sostenible e infinita, lo que significa que puede utilizarse una y otra vez sin dañar el medio ambiente
Este tipo de energía es inagotable y renovable, se obtiene por medio de paneles y espejos, y pueden utilizarse de diversas maneras para aprovecharlas en nuestra supervivencia y desarrollo económico.
Algunas de sus características principales son:
Funcionamiento de la energía solar
Esta energía se fundamenta en la transformación de la radiación solar por medio de tecnologías que capturan, convierten y distribuyen electricidad o calor. Cuando la luz del sol atraviesa la atmosfera, la radiación nos llega con menos intensidad debido a diferentes fenómenos; absorción, reflexión y difusión, y las múltiples partículas que están suspendidas en la atmósfera.
Radiación solar directa
Radiación difusa o dispersa
¿Cómo obtenemos calor?
Proporciona calor, aprovechado mediante espejos de manera que los rayos del sol se concentran en un receptor que alcanza temperaturas de hasta 1.000 º C. El calor se utiliza para calentar un fluido que genera vapor. El vapor finalmente mueve una turbina y produce electricidad. Los colectores solares térmicos usan paneles o espejos para absorber y concentrar el calor solar, transferirlo a un fluido y conducirlo por tuberías para su aprovechamiento en edificios e instalaciones o también para la producción de electricidad (solar termoeléctrica).
¿Cómo obtenemos luz?
Proporciona luz que se convierte en electricidad a través de paneles solares fotovoltaicos, estos están formados por grupos de células o celdas solares que transforman la luz (fotones) en energía eléctrica (electrones). Las células solares fotovoltaicas convierten la luz del sol directamente en electricidad por el llamado efecto fotoeléctrico, por el cual determinados materiales son capaces de absorber fotones (partículas lumínicas) y liberar electrones, generando una corriente eléctrica.
• Bajo impacto ambiental. Se evita la emisión de gases tóxicos, como ocurre con la energía a partir de combustibles fósiles. También se distingue de la energía hidroeléctrica, que aunque tampoco emite gases, sí afecta el ambiente por la inundación que provoca con la creación de embalses.
• Renovable. Es una energía renovable, es decir que no se gasta por su uso.
• Autonomía. Permite obtener energía en zonas donde no llega el tendido eléctrico.
• Fácil mantenimiento. Una vez instalado un sistema de captación de energía solar, su mantenimiento es muy sencillo.
• Bajo costo. Existe una inversión inicial importante para la instalación de los dispositivos, pero luego de la misma no se requiere ningún gasto, ya que no utiliza ningún combustible.
• No utiliza espacio adicional. Si se elige la energía solar fotovoltaica, los paneles pueden instalarse directamente en los techos.
• Generador de empleo. Aunque es un tipo de energía que no genera empleo en su mantenimiento, sí en la fabricación de los dispositivos.
• Produce un ahorro energético importante en la factura eléctrica que se traduce en un menor gasto económico.
• Existen subvenciones importantes para su instalación.
• Inconstante. Es una fuente de energía que varía según la zona y la estación del año, por lo que habitualmente debe utilizarse junto con alguna otra fuente de energía. Justamente donde hay mayor radiación suelen ser lugares donde no hay viviendas ni actividades económicas.
• Si se utiliza en grandes poblaciones, se requiere una extensión de terreno para la instalación de los paneles, lo cual no ocurre en casas individuales.
• La inversión inicial puede no estar al alcance de muchos consumidores.
• La tecnología necesaria para la utilización de esta energía aún continúa en desarrollo, por lo que aún no es del todo eficiente.
• La durabilidad de una instalación fotovoltaica está entre 20 y 25 años.
• Los paneles fotovoltaicos y la instalación térmica necesitan de cuidados y limpieza superficial para ser eficientes en la producción de energía eléctrica y calor.
• La tecnología necesaria para la utilización de esta energía aún continúa en desarrollo, por lo que aún no es del todo eficiente.
• La durabilidad de una instalación fotovoltaica está entre 20 y 25 años.
• Los paneles fotovoltaicos y la instalación térmica necesitan de cuidados y limpieza superficial para ser eficientes en la producción de energía eléctrica y calor.
La energía solar está a “años luz” de desaparecer ya que al sol aún le quedan 6.500 millones de años de vida, según señala la NASA. En mucho menos tiempo, la tecnología solar ha evolucionado hasta resultar competitiva con las fuentes convencionales de generación eléctrica en algunos países y en apenas unas décadas más se convertirá en parte sustancial de un sistema energético sostenible a nivel global.
Además de lo anterior, las condiciones para su desarrollo son óptimas: cada hora, el sol arroja sobre la Tierra más energía –en forma de luz y calor- de la suficiente para colmar las necesidades globales de un año completo. Necesidades energéticas que la radiación solar podría satisfacer 4.000 veces cada año.